La Gratitud como Termostato Emocional de tu Hogar
Hoy quiero hablarte de una herramienta que aligera tu carga como mamá o papá homeschooler: la gratitud.
La gratitud que necesitamos en el día a día del homeschooling es mucho más profunda que decir “gracias” en una temporada o celebración pocas veces al año. Los psicólogos la han definido como una fortaleza de carácter y una mentalidad activa.
El Dr. Robert A. Emmons, pionero en la investigación de este tema, establece que la gratitud exige dos acciones: afirmar la bondad en nuestras vidas y reconocer que las fuentes de esta bondad están al menos parcialmente fuera de nosotros. Esto significa que es un acto de conocimiento y reconocimiento. De hecho, Emmons trae a colación la frase alemana Denken ist Danken (pensar es dar las gracias) para enfatizar esta conciencia reflexiva.
Cuando aplicamos esta mentalidad a la educación en casa, dejamos de verla como una lista interminable de tareas y la transformamos en un privilegio y una oportunidad única. Afirmamos el vínculo ininterrumpido con nuestros hijos y reconocemos la fuente externa que lo hace posible.
Vivir la gratitud combate el agotamiento y fortalece el vínculo
Quiero que pienses en cómo la gratitud influye en el clima del hogar educador. El clima (seguridad, aprecio, paciencia) es lo que podemos controlar, a diferencia de los eventos (las malas notas o los días complicados) que son fugaces. La gratitud es el termostato que establece la temperatura emocional del hogar.
Este clima tiene un efecto protector, crucial para combatir el agotamiento. La gratitud no es solo una emoción bonita; es una medicina vital. Emmons y sus estudios han demostrado que la gratitud reduce la sensación de dolor, disminuye la presión arterial y aumenta la calidad del sueño. Quienes la practicaban dormían más y se sentían más frescos al despertar.
Además, la gratitud fortalece la conexión más vital para el homeschooling: el vínculo con nuestros hijos. Es un pilar que une a las personas en relaciones de reciprocidad. A nosotros, los padres y madres, la autora Brené Brown nos recuerda que la gratitud y la alegría son prácticas que nos protegen de la escasez , protegiéndonos de esa sensación de “no soy suficiente” cuando observamos las debilidades o dificultades en el proceso.
Resiliencia agradecida: encontrar el bien en la adversidad
Habrá días de caos total donde la gratitud parece imposible. Es aquí donde la gratitud se convierte en una herramienta de resiliencia.
No es un simple pensamiento positivo. Se trata de distinguir entre el evento y nuestra interpretación de él, como sugiere el Principio Estoico de Epicteto: “No son los eventos los que nos perturban, sino nuestras opiniones sobre ellos”. La gratitud es un reconocimiento profundo y duradero de la generosidad, incluso
en los peores momentos. Nos permite ver el fracaso como una oportunidad para reintentar o para apreciar los pequeños triunfos del día.
Rituales de gratitud que pueden reducir el estrés
Es evidente que para reducir el estrés no necesitas más listas. Pero algunos rituales sencillos de gratitud que duren solo unos minutos, pueden hacer la diferencia.
El ritual más potente es el Diario de las Tres Cosas Buenas. Esta práctica consiste en anotar tres eventos positivos del día y, fundamentalmente, señalar por qué sucedieron (la fuente). Por ejemplo: agradecer que “Tuvimos 15 minutos de juego inesperados” y atribuirlo a “la flexibilidad del horario”. Los estudios demuestran que quienes usan estos diarios reportan más optimismo e incluso llegaron a hacer casi una hora y media más de ejercicio físico semanal que los grupos de control.
La gratitud, según Robert A. Emmons, es la llave de la felicidad, ya que reviste la vida de significado y nos eleva. No es un adorno de la educación en casa; es el cimiento que soporta la estructura.
Tienes la libertad de adoptar un enfoque de gratitud, entendiéndolo como una manera de abordar la vida que cada uno puede elegir libremente para sí mismo, independientemente de las circunstancias objetivas y así transformar el clima de tu hogar.
